Yoga para manejo de estrés



¿Qué es el estrés y cómo afecta tu calidad de vida?
Lo que llamamos estrés, al menos en su origen, es una respuesta natural y saludable del organismo ante una situación de amenaza.

Es una reacción fisiológica innata, que concerta los diferentes sistemas del cuerpo para prepararlo a enfrentar el peligro de la mejor manera. Los procesos fisiológicos del estrés que tienen lugar en el cuerpo inician .con la activación del hipotálamo, una glándula situada en la base del cerebro, que emite una señal hormonal de alarma. Esta alarma incita a las glándulas adrenocorticales, ubicadas sobre los riñones, a liberar una combinación de hormonas, entre las que destacan la adrenalina y el cortisol. La adrenalina incrementa el ritmo cardiaco, eleva la presión sanguínea y potencia las reservas de energía. El cortisol incrementa la glucosa en la sangre, facilita el uso de este azúcar por el cerebro e incrementa la disponibilidad de sustancias que reparan los tejidos dañados. El cortisol también suprime funciones del cuerpo, como la digestión y las asociadas con la reproducción, que en una situación de crisis compiten por energía con las reacciones fisiológicas necesarias para salir del peligro.

Está muy bien que los músculos tengan más energía y oxígeno disponibles, que la mente esté más clara y atenta y que los reflejos sean más agudos y el sistema inmunológico esté listo para reparar heridas, si un depredador tiene la intención de convertirnos en su cena o si estamos a punto de chocar nuestro automóvil. Pero algo interesante con respecto al estrés es que también puede ser causado por un evento de naturaleza puramente mental o psicológica; es decir, donde nuestra integridad física no está en verdadero peligro. Los cambios drásticos de la vida, como la separación de un ser querido y la pérdida del trabajo son un ejemplo. Los pequeños problemas cotidianos, como el tráfico, el ruido, los exámenes escolares o las presiones laborales, cuando se acumulan, también disparan dichos mecanismos.

Si tenemos que presentar un examen o hablar en público, un poco de estrés podría ayudarnos a estar más concentrados, si tenemos una competencia deportiva nuestros músculos y reflejos estarán al máximo, pero el que es producido por el miedo a quedarnos solos por la pérdida de la pareja o por la inseguridad que experimentamos al quedarnos desempleados probablemente no contribuya a resolver el problema. En una situación así incluso podría empeorarlo. Tal sería el caso cuando estamos atorados en el tráfico y en lugar de aceptar apaciblemente que no hay nada que podamos hacer al respecto y que mejor haríamos en relajarnos y disfrutar de un poco de música en la radio, dejamos incrementar nuestra furia, pensando lo bien que podríamos estar en otro lugar y reaccionando a la furia de los demás automovilistas, hasta el grado de ponernos innecesariamente en una situación de verdadero peligro.

El cuerpo está preparado para soportar los intensos cambios que causa el estrés en su funcionamiento y restaura los sistemas nervioso, respiratorio, circulatorio, inmunológico, endócrino (hormonal), digestivo y reproductico, a su estado normal, siempre y cuando lo recompensemos con un reposo oportuno. El estrés se convierte en un problema justamente cuando no permitimos la completa restauración del organismo luego de una de estas reacciones. Esto suele suceder cuando dichos eventos son muy frecuentes y nuestro temperamento y estilo de vida no nos permiten un descanso corporal y mental adecuados. Además de provocar un estado de tensión nerviosa y muscular cada vez más agudos y prolongados, que se traducen en un estado general de malestar, los diferentes sistemas del cuerpo pierden el equilibrio que deben mantener para conservar al cuerpo saludable.
Cuando el estrés se vuelve crónico por su repetición y efectos acumulados en el cuerpo y no podemos revertirlo, los daños a la salud y la calidad de vida pueden ser graves. Entre los daños a la salud asociados al estrés crónico están la colitis, diarrea, propensión a la obesidad y diabetes, la susceptibilidad a contraer infecciones y enfermedades autoinmunes (en las que el sistema inmunológico ataca células sanas del propio cuerpo), el riesgo de padecer ataques cardiacos y otras enfermedades cardiovasculares, el empeoramiento de problemas de piel como la psoriasis, el eczema y el acné y puede ser detonador de crisis alérgicas y ataques de asma. Las señales nerviosas y hormonales del estrés afectan también regiones del cerebro que controlan el estado ánimo, la motivación y el miedo, causando depresión, ansiedad, insomnio y pérdida del apetito sexual.
¿Cómo ayuda el yoga a combatir el estrés y sus efectos en la salud?
La efectividad del yoga especializado en el combate del estrés y de sus efectos en la salud radica en que trabaja de manera integral sobre diversos aspectos que caracterizan a este mal: relaja el cuerpo y la mente a un nivel profundo, para aliviar la fatiga que causa el estrés; estimula los diferentes órganos y sistemas del cuerpo, para restablecer su equilibrio; y entrena a la mente y al cuerpo a percibir los cambios fisiológicos que tienen lugar durante los eventos estresantes, para tomar medidas oportunas que eviten o mitiguen los efectos del estrés.
El yoga para manejo de estrés, recurre para ello a una combinación de posturas pasivas, llamadas restaurativas, en las que se suelen utilizar cojines, cobijas, bloques y otros soportes, para acomodar al cuerpo de formas específicas, que se ha probado que proporcionan un descanso aún más eficiente que el del sueño.
Se emplean también un conjunto de posturas activas, en las que se aplican al cuerpo estiramientos, arcos, torsiones e inversiones, que tienen la finalidad de estimular los sistemas muscular, esquelético, respiratorio, circulatorio y endócrino, con el objeto de regular su funcionamiento.

Se usan también algunas posturas dinámicas, en las que se pone especial énfasis en sincronizar los movimientos con una respiración suave y homogénea para evitar la agitación y la tensión muscular en las diferentes partes del cuerpo.

A lo largo de toda la sesión de yoga, llevada a cabo en un lugar tranquilo, ambientado con iluminación suave, incienso y música relajante, se guía al paciente a que tome conciencia de los cambios en sus estados corporal, mental y emocional, a través de percibir las sensaciones físicas, el contenido de la mente y la calidad de la energía asociada a las emociones que causan las diferentes posturas de yoga.

A través de este entrenamiento, si el paciente es perseverante, forma el hábito de “monitorear” sus estados psico-físicos de manera cotidiana, para evitar o salir inmediatamente de las situaciones que le provocan estrés. La práctica desarrolla también la habilidad del paciente para cambiar a un estado de relajación física y mental si fuera imposible alejarse de la fuente de estrés.

Así es como el yoga puede romper con el ciclo del estrés crónico y sus efectos acumulativos en la salud. Sólo resta decir que no es necesario esperar a perder la salud y el bienestar para recurrir a este tipo de yoga. La terapia funciona también de manera preventiva.


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